De la instrucción al aprendizaje significativo
Históricamente,
la didáctica estuvo muy ligada a la instrucción. Comenio, por ejemplo, definió
su enfoque en la organización y metodología de la enseñanza. Sin embargo, con
el paso del tiempo, se ha ampliado su perspectiva: ya no se trata solo del qué
enseñar, sino, sobre todo, de cómo se aprende.
Hoy
en día, la didáctica se concibe como una disciplina que se apoya en la
biología, la psicología, la sociología, la filosofía e incluso en la
neurociencia para comprender los procesos de enseñanza-aprendizaje. Esta mirada
integral permite diseñar métodos que respeten el ritmo, contexto y realidad de
cada estudiante, con el objetivo de lograr no solo aprendizajes académicos,
sino también personales, afectivos y sociales.
El docente como artista y guía
El
o la docente se ha convertido en un verdadero artista del aprendizaje. Ya no se
limita a aplicar técnicas rígidas o fórmulas universales, sino que observa,
escucha y adapta su intervención en función del contexto. Su capacidad de
improvisación —lejos de ser señal de debilidad profesional— es signo de
experticia y sensibilidad pedagógica.
Esta
visión rompe con el mito de que educar es simplemente “seguir el plan”. Enseñar
es un acto creativo, flexible, humano. Y, como todo arte, requiere dominio
técnico, intuición, teoría sólida y pasión por lo que se hace.
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