Interdisciplinariedad
e inclusión educativa: claves para una transformación necesaria
Vivimos
en una etapa compleja de la humanidad, una en la que los desafíos sociales,
ambientales y culturales nos exigen respuestas colectivas y profundas. Para
enfrentar esta realidad, es necesario que los distintos saberes se encuentren,
se articulen y dialoguen. Y en ese camino, la educación tiene un papel crucial:
debe dejar de ser un sistema aislado de saberes para convertirse en un espacio
de integración real, donde todas las personas puedan aprender y desarrollarse
plenamente.
como eje de transformación
La
educación no puede seguir aferrada a prácticas fragmentadas ni a enfoques
disciplinarios rígidos. Es momento de avanzar hacia modelos más integradores,
que respondan a las necesidades del presente. Una de las claves para lograrlo
es la interdisciplinariedad, entendida como el trabajo conjunto entre distintas
disciplinas con el fin de estudiar una situación desde diferentes perspectivas
y así ofrecer soluciones más completas.
Según
León Rivera (2013), la interdisciplinariedad no solo evita la repetición y el
aislamiento en el trabajo docente, sino que promueve aprendizajes integrales
que permiten interpretar y transformar la realidad. Por otro lado, hablar de inclusión
en la educación no es solo un acto de justicia social, es también un compromiso
con los derechos humanos. Como afirman Sánchez Teruel y Robles Bello (2013), la
inclusión supone que todas las personas, sin importar su origen, condición o
características, sean aceptadas, valoradas y reconocidas dentro del sistema
educativo.
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